Si las personas no cambian, las empresas tampoco
Albert Einstein planteó la idea de: “Si quieres resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”, bajo esta perspectiva muchas empresas año a año planifican su estrategia para obtener resultados distintos.
En sus procesos de elaboración de presupuestos, analizan el contexto actual e intentan predecir escenario futuro y con ello tomar la decisiones para consolidar un crecimiento o resguardarse de manera correcta si es que la situación lo amerita.
Cualquiera sea el camino a seguir requiere de planes que por lo seguro, requiere formas distintas de realizar las cosas.
Es por ello que implementan Proyectos de optimización de procesos, Optimización de costos, Proyectos de Excelencia Operacional (TPM, LEAN u otro), Instalación de ERP, Desarrollo de la Innovación, Proyectos de Seguridad y Salud Ocupacional o cualquier otro. Todas ellos obedecen a lo recomendado por A. Einstein en el pensamiento citado anteriormente, es decir, hacer algo distinto.
Cualquier proyecto en general requiere que las personas involucradas estén alineadas conductualemtne, de lo contrario no sólo se pierde la posibilidad de lograr lo planificado, sino también una cantidad importante de recursos invertidos para ello, sin mencionar la moral y relación de los integrantes de dichos proyectos. Todo ello por no considerar un proceso adecuado de preparación de las personas para ese cambio. Si las personas no experimentan un proceso interno de cambio… no es posible que cambien su comportamiento.
De acuerdo a la neurociencia las personas tenemos motivos para cambiar, pero tenemos más motivos para no hacerlo. Como regla general al cerebro no le gusta el cambio.
Sin embrago, si desarrollamos las neurocompetencias adecuadas y entregamos los motivos, el cerebro de los trabajadores se adaptará a los nuevos desafíos de manera que puedan ellos y su organización alcanzar sus metas.